Desde que comenzó su andadura como entrenador de balonmano, Raúl Alonso siempre ha trabajado en el extranjero. Ha pasado en clubes como el THW kiel como asistente o en el Handball Tirol. En verano de 2018 llegó al BGK Meshkov Brest para ser el ayudante de Manolo Cadenas en el banquillo. Hoy, el club bielorruso ha confiado en él y le ha renovado el contrato, como primer entrenador, hasta junio de 2021.
Pregunta. Llegaste a Brest para ser ayudante de Manolo Cadenas. ¿Cuál fue tu primera impresión del país, y del club al que llegaste a trabajar?
Respuesta. Después de hablar con Manolo Cadenas sobre el proyecto que tenían en Brest, decidí venir a trabajar. La primera impresión del país y del club fueron positivas. No tuve mucho tiempo de adaptarme porque llegué cuando la temporada ya había empezado, y nos centramos mayormente en ordenar las cosas y comenzar un nuevo proyecto juntos.
Todo ha sido muy positivo desde mi llegada. El club lleva varias temporadas jugando la Champions League y es muy profesional. Es parecido a otro clubes de gran nivel en los que he estado, pero con el matiz de que era mi primera vez en Bielorrusia.
P. ¿Fue sencilla la adaptación a una nueva cultura? y ¿Cuál fue tu mayor apoyo en tus inicios en Bielorrusia?
R. La adaptación, bueno, no fue ni sencilla ni complicada. Nosotros cuando llegué nos centramos mayormente en el trabajo y el mayor apoyo que tuve cuando llegué a Bielorrusia, fue Manolo Cadenas. Convivía con él. Nuestras mujeres no estaban aquí y compartíamos techo y cocina (ríe). Fue un grandísimo apoyo para mí a nivel personal, emocional, balonmanístico y profesional. Manolo y yo nos conocemos desde que coincidimos en el GD TEKA en los años 90, cuando fue mi entrenador.
Poder haber vivido esa gran temporada con él fue una gran experiencia. Ya manteníamos teníamos una amistad desde entonces, pero cuando llegué aquí nos conocimos mucho mejor. Mi mayor apoyo cuando llegué fue convivir con Manolo en todos los sentidos.
P. ¿Cómo es la vida en Bielorrusia?
R. La vida que tenemos, es un poco parecida en todos los sitios en los que he vivido. Tenemos muchos viajes… El Meshkov Brest juega por una parte la liga y la copa del país, que no es nada pequeño y… hay que viajar. La vida que tenemos entre partidos es en frente de un ordenador. Haciendo cortes, preparando los entrenamientos, viendo a los próximos rivales, intentando perfeccionar el juego propio… Y bueno, el poquito tiempo libre que tenemos, es para recuperarse de los viajes. Son muy largos con la frontera que tenemos aquí y no es muy fácil.
Cuando hay un vuelo charter en Champions es mucho más fácil y más rápido. De la otra forma hay que ir a Varsovia primero, o pasar por Minsk. Son unos viajes larguísimos que duran entre 12 o 18 horas. Prácticamente un día. Entonces, el próximo día solo se puede salir a dar un paseo, hacer deporte, comer bien en los restaurantes que hay aquí o tomar unos cafés. Eso es una cosa que me ha sorprendido aquí en el centro de Brest. Hay muchos sitios para comer bien, aunque no es comparable con el nivel de España.
En resumen, nuestra vida en Brest es puro balonmano. Como nuestras familias no están aquí, están en Alemania en mi caso. Entonces el tiempo libre lo paso viendo balonmano o tomando algo por ahí.
P. El idioma, la cultura, la gente… ¿Qué tal te has arreglado desde tu llegada?
R. Yo soy una persona que siempre se ha adaptado bastante bien a cambios de cultura y de idioma, ya que me fui con 14 años a Alemania y aprendí un poco lo que es la cultura teutona. Me siento muy cómodo aquí. Me he arreglado muy bien desde el principio, aunque tengo que admitir que todavía no domino el ruso. Voy entendiendo poco a poco y alguna palabra sí que puedo decir en esta segunda temporada. Pero no lo domino como otros idiomas.
La gente de la que nos rodeamos, son gente del balonmano. Son muchos fans, gente que nos sigue, gente que se alegra de vernos… Somos quienes representamos al club y a la ciudad. Siempre se quieren sacar fotos con nosotros, y bueno, la repercusión del Meskov Brest en Bielorrusia es muy grande. A cada sitio que vamos, nos miran de buena manera y de vez en cuando hay que hacerse una foto.
Lo que he observado de los jugadores y de los fans, es que es un ambiente muy familiar. Hay muchas familias jóvenes, les gusta la vida en familia. La gente en un principio no es como nosotros, que conectas en poco tiempo. Necesitan tiempo, pero una vez hayas conseguido el acercamiento, te lo devuelven con bastante calor humano. Estamos hablando de una cultura bastante diferente a la de España.
P. Centrémonos. ¿Qué diferencias encuentras allí con el balonmano español?
R. La verdad es que hay alguna que otra diferencia (ríe)… Sigue siendo balonmano, pero estamos en un club con muchos jugadores balcánicos y bielorrusos. Tenemos más fuerza física, jugadores grandes… El sistema defensivo no es como el español con disuasiones. Es más cerrado. Se estila más el ‘defender defendiendo’ y no ‘atacar defendiendo’. A mí me gusta disuadir y provocar errores, pero aquí es un sistema que no se lleva mucho.
Los centrales por ejemplo, no son tan jugones. Les gustan las jugadas más cerradas, y el balonmano español es quizás más creativo por esa falta de físico. El en juego con el pivote y en los 2×2 nos diferenciamos significativamente como el balonmano ruso.
P. ¿Has creído conveniente cambiar el estilo de juego, o te has adaptado tu a él?
R. Yo creo que cada entrenador tiene su idea de juego y naturalmente esa idea se adapta al equipo con el que trabajas. Me vino muy bien esa primera temporada con Manolo, después de muchos años en Alemania y Austria. Fue refrescante el vivir el día a día junto a Manolo, porque los matices de los entrenamientos y de los partidos eran muy suyos. Eran muy españoles, y me enriqueció muchísimo.
Yo lo que he intentado hacer ahora es seguir el camino que empezamos juntos, poniendo mis propios matices. He cogido bastante elementos de grandes equipos, y algunas las hemos podido adaptar al equipo. Son cosas que necesitan tiempo y experiencia, pero creo que hemos dado un paso adelante. Ha habido un giro bastante significativo grande con el estilo de juego que se llevaba en el club hasta que llegamos.
P. ¿Qué sueles hacer en tu tiempo libre?
R. Como ya he dicho antes tenemos muy poco tiempo. Y ahora como primer entrenador menos. Todo el tiempo te sientes responsable y todo está relacionado con el balonmano exceptuando pequeños ratos en los que leo, medito, paseo al perro…
P. Recomendaciones para una persona que viajase a Bielorrusia por primera vez.
R. El país es muy limpio y la primera impresión es muy buena. La ciudad de Brest es bastante verde y la gente se siente muy seguro. El régimen político y la gente lo permiten. Recomendaría ver la capital, Minsk. Es como de otro mundo. Tiene edificios que parecen de la era soviética, con calles super anchas y largas… Todo gigantesco. Encima tiene arquitectura moderna y una gente que comienza a investigar que es el mundo europeo, que para nosotros es lo normal. Tienen la mezcla del régimen comunista de hace muchos años y lo que es la sociedad capitalista. Esa mezcla es muy bonita de ver como turista, y al ciudad es preciosa.
P. Algo positivo y algo negativo de Bielorrusia.
R. Positivo… para mí está siendo la experiencia profesional y personal que estoy viviendo. No son pasos que se den muy a menudo, y es una oportunidad muy grande para saber lo que hay fuera de la Europa más central. Negativo… no puedo decir apenas nada. Destacaría el invierno, que es un poco duro, aunque con el tiempo uno se acostumbra.
P. Cómo no… ¿Qué echas de menos de España?
R. Lo primero a mi familia, a mi madre… Echo de menos lo que son esas tardes super largas que se puede pasar uno charlando relajado hablando con la gente, sin el estrés que hay en otros países. El tiempo que tenemos en España también me encanta. También la cocina española. Pienso que es un privilegio que se pueda comer bien en nuestro país en todos los sitios y por un buen precio. Si se paga bien, se come bien, pero la cocina de España… se echa de menos.
P. Por último. ¿Te ves entrenando en España en unos años?
R. Si hay un proyecto interesante y con proyección… por qué no. Yo estoy muy agradecido a muchas personas por haber podido vivir el balonmano en muchos ámbitos. Siendo director de una academia, como entrenador… y ahora con 40 años he vivido muchas experiencias. Si sale una oferta de España, para entrenar cerca de mi familia… pues encantado, pero en este momento estoy en Brest.
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