El 3 de abril de 2018 será de aquí en adelante una fecha señalada para el balonmano español. Albert Rocas Comas, el último bicampeón mundial con España dejó oficialmente las pistas tras 2 años de calvario arrastrando diferentes lesiones. Con casi dos décadas de carrera, infinidad de finales jugadas y muchos títulos, el de Palafrugell se despidió del 40×20.
Pregunta. Supongo que no ha sido la retirada que esperabas. Parece que ha sido un abandono obligado por la lesión de tobillo que arrastras. ¿Te deja un sabor agridulce decir adiós así al balonmano?
Respuesta. No. Me hubiera gustado jugar más tiempo, pero tampoco me deja un mal sabor de boca. Creo que he tenido la suerte de poder conseguir lo que nunca hubiese imaginado. Prefiero quedarme con eso, ya que en los últimos dos años he sufrido mucho a nivel físico. A pesar de todo, en esta última época he aprendido mucho. Recibir el cariño de la gente y tener que luchar contra mí mismo para poder jugar un partido me han hecho crecer como persona y son cosas que me ayudan muchísimo.
P. Dejando a un lado las lesiones, ¿Qué valoración haces de tu exitosa carrera?
R. La valoración que hago es muy positiva. Nunca hubiera imaginado jugar en una selección y tampoco en primera división. Mucho menos ganar un título. En Granollers cuando era cadete me llamaban para entrenar con el primer equipo, les miraba y pensaba: «Yo nunca voy a poder jugar así». Pero poco a poco sin saber cómo, van ocurriendo las cosas y estoy muy orgulloso de mi carrera. Y también de todas las muestras de cariño que he recibido.
P. Supongo que como todos habrás tenido algún entrenador que te ha marcado más que nadie. ¿Quién dirías que es? ¿Y en el caso de los compañeros?
R. Yo destaco dos por encima del resto, pero todos me han aportado mucho durante el tiempo que estuve con ellos. El primer es Josep María Mora, fue mi primer entrenador en el pueblo y fue el quien me inculcó el cariño a este deporte. Luego está Juan Carlos Pastor, que me dio la oportunidad de jugar en primera y veía cosas en mí que yo ni imaginaba. Esos serían mis dos referentes pero luego cada uno me ha dado muchas cosas. Zupo me ayudó a estar en un equipo campeón y me dio la confianza para ser el titular. Pasqui, Manolo y Valero me ayudaron a entender el balonmano de otra manera y a seguir creciendo. Jota, me dio esa estabilidad y muchas ganas de seguir trabajando y aprendido a una edad avanzada. Además, en Valladolid también hacía de «poli bueno» cuando estaba con Pastor. Me enseñaba por detrás y me ayudaba mucho. Diría que guardo más cariño por los primeros entrenadores que tuve quizás porque eran mis inicios. De los compañeros no podría quedarme con uno. Me llevo muchísimos amigos.
P. Dos oros y un bronce mundial, un bronce olímpico, una plata y un bronce europeo, una copa de Europa… Podría seguir hasta aburrirme. ¿Crees que te dejas algo por ganar? ¿Tienes alguna espina clavada?
R. Me dejo muchas cosas que ganar porque he perdido muchas finales (ríe). Me hubiera gustado ganar todas las finales que he disputado.
P. La carrera de un deportista de élite suele estar llena de altibajos. ¿Cuál ha sido el momento más feliz de tu carrera? ¿Y el más duro?
R. Yo creo que el mejor momento es cuando ganas cualquier título. Cuando eres campeón de algo es un momento muy feliz para celebrar y pasarlo bien. Cuando debutas con el equipo o con la selección también son momentos que no olvidas jamás.
Los peores son los momentos en los que estás lesionado, o cuando te quedas fuera de la selección. Pero resaltaría el momento de las lesiones. Cuando me operé por última vez, y al mes pasé de nuevo por el quirófano lo pasé muy mal. Encima me dijeron que pensase en la retirada y fueron momentos muy duros.
P. ¿De quién te acuerdas a la hora de tomar la decisión de dejar el balonmano profesional?
R. A la hora de tomar la decisión de dejar el balonmano me acuerdo mucho de toda la gente que me ha ayudado en este camino. De los amigos que iba haciendo en cada ciudad, de mi familia… pero sobre todo de mis inicios. Me acuerdo mucho de cuando tenía 14 años y me marché de casa. Yo no sé si dejaría a mis hijos marchar a esa edad. Eso me marcó mucho porque fue un esfuerzo personal muy grande para mis padres.
El mayor apoyo ha sido mi familia, mi mujer, mis hijos… Al final son los que están contigo y los que más sufren esos momentos de altibajos. La persona que está a tu lado es la que más sufre. Me acuerdo también de todos esos amigos que he tenido, la ciudades en las que he estado… Eso todo quedará siempre en la memoria.
P. ¿Qué se te pasó por la cabeza para dar el paso adelante? ¿Piensas que te podrás arrepentir algún día?
R. Yo vi que físicamente no estaba bien y que no estaba para jugar. Ya no disfrutaba jugando y cada día para mí era un suplicio. Perdí las ganas poco a poco. En el momento que algo que te gusta se convierte en una tortura es mejor dejarlo. Además cuando tienes hijos, tienes menos ganas de viajar y seguir el ritmo de vida que llevabas. Quería estar con los míos.
Y no, no me voy a arrepentir (ríe). Primero, porque he vivido muchas cosas que nunca habría imaginado y segundo porque físicamente necesitaba parar. Con lo cual, me quedo servido para toda la vida. Echaré de menos el ambiente del vestuario, los amigos… El modo de vida, porque era sacrificado pero muy bonito.
Los nuevos proyectos son muy interesantes y estoy muy contento. Seguro que no me arrepentiré porque desde que empecé sabía que esto tenía fecha de caducidad y he vivido todos los momentos al máximo. Creo que no me dejo nada por hacer y me voy muy contento.
P. Has dejado el balonmano profesional y has fichado por otro equipo, el de Movistar+. ¿Te ves comentando partidos a largo plazo?
R. Me veo comentando partidos, me gusta el balonmano y siempre que lo pueda vivir de cerca y compatibilizar con mi nuevo trabajo, me gustaría seguir ligado de esta manera al balonmano.
P. ¿Te gustaría volver a estar cerca de las pistas como entrenador, ayudante, o incluso delegado de algún equipo
R. De entrenador no, no tengo el carnet y no creo. De delegado sí, de alguna selección inferior o alguna cosa relacionada con torneos internacionales y cosas puntuales que no fuesen cada semana sí. Me gustaría vivir de nuevo una concentración de vez en cuando, es muy bonito. No me veo como entrenador. Es muy duro estar en el staff técnico. Es un trabajo muy duro y cuando las cosas van mal los primeros palos son para ellos. Además la inestabilidad de ese puesto no me gustaría vivirla. Tener que empezar de cero cada vez que te mudas es muy difícil. Es los que menos me ha gustado mientras he jugado
Me gustaría estar asentado en un lugar. Voy a empezar en el nuevo trabajo y voy a seguir comentando partidos. Lo echaré de menos y quizás algún día entrene a niños. Me gusta la educación y el balonmano, pero como profesional no. No puedes decir nunca «de este agua no beberé», pero no me veo como entrenador profesional.
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